Por Esteban Couto
res mujeres, tres vidas paralelas, tres historias aparentemente distintas, pero que se conectan a través de la ficción y un libro en particular escrito por una de ellas: “La señora Dalloway”. Así es, Virginia Woolf (interpretada por una irreconocible Nicole Kidman) es la protagonista de este complejo drama en el que las vidas de tres mujeres se conectan entre sí a través de una novela que, en algún momento de la película, es piedra angular de las decisiones que sus personajes tomarán a lo largo de su viaje por sus vidas durante un día.Teniendo en el reparto a nadie menos que Meryl Streep en el papel de Clarissa, una editora bisexual neoyorquina, y a Julianne Moore como Laura, la lectora de la novela de Woolf en 1951, “The Hours” (2002), o “Las horas” por su traducción al español, arranca con el instante crucial de la historia: el suicidio de una Virginia cargada de piedras en los bolsillos, en las aguas del río. A partir de esta escena (que bien podría ser mi favorita si la siguiente no mostrara a Nicole Kidman en su máximo esplendor), las vidas de las tres mujeres van alternándose en la narración de los sucesos que se llevan a cabo en un día y que cambiarán sus destinos para siempre. Como bien se indica en la parte inicial del film, de la mente de Virginia Woolf surge el siguiente pensamiento: “La vida de una mujer en un día, y en ese día, toda su vida”.
#MiEscenaFavorita se ubica en la parte inicial del largometraje, luego de que Virginia rechazara con una mirada implacable la petición de su esposo, Leonard Woolf (Stephen Dillane), de acompañarlos a la mesa; ella prefiere escribir y es lo que hace una vez en su habitación, urdiendo la trama de su novela “La señora Dalloway”. A menudo las criadas solían tocar la puerta para que bajara a la mesa o para recibir indicaciones, pero Virginia siempre cambiaba de parecer de un momento a otro, a veces de la nada (esto era parte de su trastorno bipolar). Tras haber interrumpido su labor escritural para avisarle de una actividad en casa, la criada recibe una mirada reprobatoria de Virginia, la cual pinta físicamente a la perfección el estado mental en que se hallaba ella en aquel momento. Con un cigarrillo en la mano como acostumbraba hacerlo, tras haber escrito una parte de la novela, Virginia despacha a la sirvienta, después baja despacio a la cocina y escucha los comentarios que hacen de ella las criadas. No obstante, las encara y da indicaciones para el almuerzo de aquel día. A la par que esto sucede, las vidas de las otras dos mujeres van tomando un giro inesperado mientras avanza la cinta.
En el cumpleaños del esposo, la infeliz Laura va descubriendo ciertos deseos ocultos cuando recibe la visita de una amiga; Clarissa, la señora Dalloway moderna de Nueva York, intenta a como dé lugar de levantarle el ánimo a su amigo poeta, Richard (Ed Harris, de muy destacada actuación), en las últimas etapas del sida, quien se niega a seguir tomando la medicación que va a salvarle y que lo tiene, junto con su adicción al cigarrillo, al borde del suicidio. La presencia de la novela de Virginia y lo que sucede en sus pasajes pareciera replicarse en la vida real de Laura y Clarissa, en sus respectivos mundos y realidades, así como es determinante en la decisión final de ambas mujeres, debatidas entre seguir con la vida que llevan o cambiar todo tomando las riendas de su destino, aunque los resultados puedan ser catastróficos a futuro.
“Las horas”, dirigida por Stephen Daldry, es una estupenda adaptación del guionista David Hare de la novela homónima de Michael Cunningham, ganadora del Premio Pulitzer en 1999. La cinta recibió diversos galardones a nivel internacional incluyendo el Globo de Oro a Mejor película dramática y un Oscar a Mejor actriz para Nicole Kidman. Como dato curioso, agrego que “Las horas” recibió 9 nominaciones en el 2003 a los Premios de la Academia, incluyendo Mejor película, director y actor de reparto, y de todas ellas sólo Kidman fue premiada. Sigo pensando que Ed Harris debió recibir también la estatuilla por su interpretación del moribundo Richard. Tiene, además, una de las bandas sonoras más bellas e incidentales, perfecta para crear la atmósfera de la película.