La polémica entre los jugadores volvió a mostrarse durante el Masters 1000 de Miami, en una ciudad que promueve la vacunación diariamente con puestos fijos y ambulatorios en iglesias, centros médicos, farmacias, comercios y otros espacios abiertos a la sociedad.
El joven tenista ruso Andrey Rublev, de 23 años y número 8 del mundo, fue muy claro cuando le preguntaron sobre la posibilidad de vacunarse: “Nunca me vacunaron ni cuando yo era chico y nunca tuve ningún problema con mi salud. Por eso, si me preguntan, si yo puedo elegir y tengo la opción de no vacunarme, prefiero no hacerlo. No veo una razón para hacerlo” Además, reconoce que vacunarse no le da ningún privilegio a los tenistas, “ya que, de todos modos, hay que seguir dentro de la burbuja”.
Algo similar al pensamiento que sostiene Elina Svitolina sobre la aplicación de las vacunas y las burbujas. La ucraniana comentó que supone que “la vacuna reducirá los síntomas si los contraigo, pero aún así, existe la posibilidad de que pueda contagiarlo. Así que casi no tiene sentido hacer algo que ha sido probado en un corto tiempo”. Pero, detrás de ella, apareció la campeona del último Australian Open, Naomi Osaka, para decir lo suyo y pararse del otro lado de sus colegas. La japonesa fue breve en la respuesta cuando le preguntaron si se vacunaría, al decir que lo haría cuando obtuviera su turno. “Estoy pensando en conseguir uno para mí, siempre que pueda elegirlo”, expresó la ex número 1 del mundo.
Asimismo, la rumana Simona Halep dio a conocer a través de sus redes sociales que hace unos días recibió la vacuna en su país. “Quería vacunarme. Vine con la mente abierta y estoy bien”. dijo. La campeona de Roland Garros y Wimbledon dijo que fue vacunada contra el COVID-19 de Pfizer y que no tuvo ningún efecto secundario, a lo que agregó un llamado para que hagan lo mismo que ella: “Es por el bien de todos y por eso decidí vacunarme”.
La división entre los jugadores por este tema no es nueva, el primero en abrir la polémica fue Novak Djokovic, quien a comienzos de la pandemia les dijo a un grupo de jugadores que él se oponía -aún lo hace- a la vacunación y que no le gustaría que alguien lo obligara a vacunarse. “No soy un experto, pero quiero tener la opción de elegir lo mejor para mi cuerpo. Mantengo la mente abierta y continuaré investigando sobre este tema”. argumentó.
Desde ese momento comenzaron a expresarse en uno u otro sentido, aunque eran los más reconocidos a quienes se les escuchara la voz. Rafael Nadal viene sosteniendo desde ese momento que “no puede obligarse a nadie a vacunarse y todos deberían tener la libertad de tomar sus decisiones”. “La vacuna puede ser una gran solución que nos dé libertad y la seguridad de recuperar nuestra vida”, subrayó. Pero el manacorí también aclaró que si vacunarse es un requisito para disputar un torneo o los Juegos Olímpicos, habría que hacerlo.
Por su parte, Andy Murray también salió a jugar fuerte con su idea de que habría que vacunar a todos los tenistas, para que el deporte pudiera desarrollarse casi con normalidad. “Espero que todos los jugadores estén dispuestos a hacerlo”, enfatizó. Pero no solamente son palabras o ideas entre los tenistas, hay quienes lo llevan a los hechos y hasta se saltean la fila con tal de conseguir ser vacunado. Como el caso de la reciente retirada Dominika Cibulkova, quien desató una polémica y rápida reacción en su país, al convertirse en una especie de vacunada VIP.
La eslovaca, junto a su esposo Michal Navara fueron inyectados en Bratislava, capital de Eslovaquia, y debió salir a dar explicaciones en sus redes sociales por lo sucedido. “Lamento mucho haber engañado”, comenzó escribiendo, para luego relatar su versión de los hechos: “cuando acompañé a una amiga al hospital, pregunté de manera informativa cuándo llegaría el momento de ir por las vacunas. Si hubiese tenido idea de que estaba cometiendo un grave error y que simplemente no estaba cubriendo una vacante, no me hubiera aprovechado para vacunarme. Lamento mucho la situación, sobre todo con todas las personas que aún esperan por la vacuna”.
Para aflojar tensiones, Cibulkova intentó alentar a que todo el mundo, cuando llegue su momento, se vacune, diciendo que le gustaría “instar a la gente a que no le tema a las vacunas”. El alcance fue tan amplio, que hasta el mismo Diego Schwartzman fue alcanzado por la polémica, tanto que tuvo que salir a aclarar su respuesta en inglés: “Quiero aclarar que respondí en inglés, lo cual no es mi especialidad… que me voy a vacunar cuando llegue mi turno, que no me la daría antes que mi familia y la gente que realmente la necesita”, escribió en las redes.
El Peque dijo en conferencia que la vacuna “no es una prioridad -para él-, por los problemas que hay en la Argentina para vacunarse. Acá, en América tienen muchas oportunidades, pero no pienso en hacerlo. Si tuviera la posibilidad de conseguirla en un futuro, ayudaría a mi familia a que pudiera vacunarse”. Hasta ahí no presentó inconvenientes, pero la continuidad llevó a la confusión: “No quiero la vacuna. En mi familia no tenemos tradición de vacunarse”, comentó.
En tanto que la ATP dijo que “recomienda vacunarse contra el COVID-19, basado en las evidencias científicas que sustentan beneficios de la salud y la protección que proporciona”. La entidad afirma que trabaja junto a un grupo de infectólogos y virólogos, que evalúan las estrategias de vacunación para cuando “las vacunas estén ampliamente disponibles para nuestro grupo de jugadores”.
No obstante esta comunicación y esmero, uno que respondió sin darle demasiada importancia al tema fue el joven polaco Huber Hurkacz, quien dijo no tener intenciones de vacunarse en este momento y que ni siquiera lo estaba pensando. “Tengo mi mente puesta en este torneo, no tengo tiempo para esas cosas”, aseguró.
Por su parte, la WTA evitó fijar una posición y dejó la decisión del lado de las jugadoras. “Creemos que es una resolución individual, por lo que la WTA no obliga a nadie a que se vacune”, expresaron claramente, para demostrar que no intentan intervenir puntualmente, aunque no le quitan respaldo a lo que dice la ciencia. “Estamos educando a nuestras jugadoras en las diversas vacunas y los beneficios de vacunarse. Pero actuamos del mismo modo protegiendo a quienes han recibido la vacuna, como a quienes no lo han hecho aún y dándole valor a quienes quieran hacerlo.”
De esta manera, la WTA reconoce que hay miembros de su asociación que ya han recibido alguna de las dosis. No obstante ello, las voces de las chicas muestran los desencuentros que viven internamente. Mientras que la número uno del tenis femenino, la australiana Ashleigh Barty, también es pro vacuna y declara que tanto ella como su familia se vacunarán cuando puedan hacerlo (tengan el turno), Garbiñe Muguruza parecía seguir nadando entre las dudas, pero ceder ante la obligatoriedad. “El otro día estaba hablando de este tema, si los Juegos Olímpicos se celebrarían y cómo sería. No lo sé, (si es obligatorio) supongo que me vacunaré, todo va en esa dirección. Creo que por inercia me la pondré. Estoy un poco a la espera de mayor información”, dijo la española.
En las antípodas de estas jugadoras aparece Aryna Sabalenka, número 8 del mundo, quien dijo que no se vacunaría a menos que tuviera que hacerlo. “Hasta ahora, realmente, no confío en ninguna”, empezó diciendo y lo basó en la rapidez con la que se producen, lo que la lleva a la desconfianza. “Sé que es difícil de decir”, se sinceró, “pero todavía no quiero vacunarme y no quiero que mi familia lo haga, tampoco”, por ese motivo.
Sin embargo, la obligatoriedad de portar un certificado de vacunación la llevaría a aceptar aplicarse algunas de las dosis. “Si tengo que hacerlo, entonces, por supuesto, lo haré, porque nuestra vida es una vida de viaje, pero antes tendría que consultar con mis médicos”, enfatizó.
Los tenistas aún no se han puesto de acuerdo en qué hacer, las autoridades tampoco y queda todo librado a las decisiones individuales. Solamente el Comité Olímpico Internacional está a la espera de definir la obligatoriedad de una vacuna para participar de los Juegos de Tokio y podría ser un primer paso para poner en fila a todos los deportistas detrás de una regla.