En Kivu de la República Democrática del Congo, aún pleno 2021, la cacería de brujas, que llevaron a miles de mujeres a ser quemadas en la hoguera entre los siglos XV y XVII, sigue siendo una práctica ejercida por la comunidad. Este mes, fueron quemadas vivas ocho mujeres acusadas de brujería.
Nelly Adidja, representante de la Asociación de Mujeres en los Medios de Comunicación en Kivu del Sur, afirmó que desde junio hasta septiembre de este año se han llevado a cabo 324 acusaciones de brujería en contra de mujeres congolesas, de las cuales 114 se han reportado sólo en el territorio de Kalehe, dentro de la provincia de Kivu del Sur.
Entre estos casos, se denunció que cinco mujeres fueron humilladas públicamente y quemadas vivas y que otras cuatro fueron llevadas a destinos desconocidos por las milicias de autodefensas.
De acuerdo con el sociólogo Bosco Muchukiwa, el fenómeno de las cacerías de brujas está resurgiendo por la incapacidad del Estado de imponerse en sus misiones soberanas y las fallas de la policía y el poder judicial en el ejercicio de su trabajo.
El problema, según él, se ve acentuado por los «bajakazi», clarividentes y pseudo predicadores. Estos chamanes populares afirman tener el poder de detectar magos y brujas, esto sumado al aumento de su popularidad en los últimos años.