Josef Scgutz, quien tenía 21 años cuando comenzó a trabajar como guardia en el campo de exterminio de Sachsenhausen en 1942, compareció ante la corte el jueves pasado. El alemán de 100 años es la persona con más edad en ser juzgada por presunta complicidad en crímenes nazis.
No obstante, su abogado, Stefan Waterkamp, explicó que su cliente «no se expresará» sobre los hechos que se le imputan y aseveró que solo dará información sobre su situación personal.
El juicio se dio en Brandenburg an der Havel, Alemania. El acusado se presentó escondiendo su rostro con la ayuda de una carpeta azul, además en un andador para caminar.
Declaraciones
Sus únicas declaraciones fueron que vivía en la región de Brandeburgo, cercana a Berlín, que era viudo desde 1986 y explicó con orgullo que iba a «celebrar su 101º cumpleaños el 16 de noviembre». Sin embargo, no se pronunció sobre los hechos, lo que implica una negativa a pedir perdón, esto provocó el disgusto de los presentes quienes en su mayoría eran familiares de las víctimas asesinadas durante el Holocausto.
Al hombre se le acusa de ayudar en el asesinato de 3518 personas, quienes fallecieron mientras él trabajaba como guardia de la SS en el campo de concentración de Sachsenhausen. Por ello, se expone a un mínimo de tres años de prisión, pero su pena sería simbólica dada su avanzada edad.
Un último esfuerzo
En los últimos 10 años, Alemania ha juzgado y condenado a cuatro exmiembros de las SS, al extender a los guardias de los campos y a otros ejecutores de las órdenes nazis la acusación de complicidad por asesinato, para ilustrar así la severidad de su justicia, la cual es considerada tardía por las víctimas.