Bajo la atenta mirada del pensador, José Carlos Mariátegui, en un cuadro bien conservado, conversamos con Fredy Márquez Véliz, Secretario de Educación y Cultura de la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa (FDTA).
Nos recibe en la histórica casona de sillar de la FDTA, en la calle Santa Catalina del Centro Histórico.
¿Qué representa y cuál es la función de la FDTA?
– Somos una federación departamental fundada en 1950, pero no actuamos de manera aislada. Somos parte de una estructura articulada, un movimiento que tiene sus raíces en la formación del primer sindicato obrero en Perú, en 1887, conocido como la Federación de Obreros Panaderos Estrella del Perú (FOPEP).
Luego nos cuenta que un puñado de obreros panaderos de la ciudad de Lima decidió organizarse con fines de ayuda mutua como el primer sindicato obrero en Perú, lo que demuestra la larga trayectoria y las raíces históricas del movimiento sindical en la región.
¿Cuál fue el papel que desempeñó Gonzalo Estrada al fundar este primer sindicato y conseguir este importante logro para los sindicalistas?
– En primer lugar, Gonzalo Estrada demostró el poder del sindicato como una organización reivindicativa para los trabajadores. Como sabemos, desde la Revolución Industrial, cuando el capitalismo se estableció como el sistema económico que explotaba a los trabajadores, estos carecían de argumentos sólidos para defenderse. Siempre estaban a merced de los grandes grupos de poder económico, que también eran los grupos de poder político, judicial, policial y militar.
Márquez destaca que el logro de la jornada laboral de ocho horas fue una forma de demostrar que los trabajadores tenían el poder de luchar por sus derechos.
Resalta el papel fundamental de Gonzalo Estrada en el movimiento sindical peruano y la importancia de la lucha, la unidad y la organización de los trabajadores. Y, si hablamos de sindicatos, obviamente tenemos que referirnos al aporte de José Carlos Mariátegui.
¿Cuál es la trascendencia de Mariátegui?
– La importancia radica en que la fundación de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) por José Carlos Mariátegui marcó un hito en el sindicalismo peruano al tener una connotación principalmente política y los políticos. Allí te das cuenta de que hay una movilización, pero hay represión. La represión fue descomunal.
Márquez destaca que la clave de su resistencia radica en la organización y la solidaridad.
Explica además que desde la FDTA, sus miembros se centran en la defensa de los derechos laborales, la mejora de las condiciones de trabajo, la lucha contra la precarización laboral y la garantía de salarios justos. “Estamos firmemente opuestos a la privatización de servicios públicos como el agua potable y la energía, que afectan directamente a la población y vulneran sus derechos básicos”, apunta.
¿Qué otros puntos forman parte de su lucha?
-También luchamos por una educación de calidad y accesible para todos, así como el respeto a la libertad de expresión y los derechos humanos. Buscamos construir una sociedad más justa, equitativa y democrática, en la que los trabajadores sean valorados. Y, sobre todo, tengan un papel activo en la toma de decisiones que afectan sus vidas.
En relación a su experiencia, destaca su participación en el Paro Nacional del 5 de julio de 1977 y la lucha contra la privatización de Egasa y Egasur en el 2002, conocido como el “Arequipazo”.
¿Qué recuerda y destaca del “Arequipazo”?
-Se hizo una campaña concientizando a la población en la Plaza de Armas. Eran jornadas muy intensas. Progresivamente fuimos captando la atención del pueblo. La lucha se dio en conjunto y en unidad. Sin embargo, hubo hechos que lamentar, murieron dos personas. Yo he estado ahí, en la Plaza de Armas, he estado con la delegación de la federación, en el comité de lucha y he participado activamente. He visto la muerte, he visto a los heridos, he visto el desangramiento, y he visto también la decisión y el coraje. El pueblo arequipeño nunca ha dejado de resistir y luchar, hasta que logramos que no se privaticen las empresas.
Márquez ha desarrollado su vida sindical con el riesgo latente de que pueda pasar algo que atente contra su vida.
¿Ser dirigente sindical es vivir en riesgo permanente?
-Los dirigentes siempre corremos el riesgo de no saber a lo que nos atendremos. Es una pasión, porque uno encuentra un mundo maravilloso de conocimiento. La lucha sindical no es solo un tema de los trabajadores, sino de toda la sociedad. Los derechos laborales y sindicales son derechos humanos fundamentales que deben ser respetados y protegidos.
Márquez se despide dejando un mensaje: “Nuestra lucha es por la dignidad y el reconocimiento de la importancia del trabajo en la sociedad”. La lucha sigue y él también debe seguir luchando. “Es lo que un sindicalista hace, luchar por mejorar Arequipa”.
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Escribe: Yanela Huaman