La isla paradisíaca de Maui, en Hawái, se encuentra sumida en una tragedia sin precedentes debido a los letales incendios que han arrasado con comunidades enteras.
Con un saldo de víctimas fatales que asciende a 93 personas y la posibilidad de que esta cifra aumente, las autoridades enfrentan críticas por su manejo de la crisis. El jefe de la Policía de Maui, John Pelletier, admite la dificultad para evaluar la magnitud de la catástrofe, ya que gran parte del área afectada aún no ha sido explorada.
El pueblo costero de Lahaina ha sufrido graves daños, con más de 2.200 estructuras afectadas y pérdidas estimadas en 5.500 millones de dólares, según la FEMA. La intensidad del fuego ha hecho que los cuerpos recuperados sean difíciles de identificar, lo que lleva a la necesidad de pruebas de ADN para confirmar las identidades.
A pesar de la cautela en la entrega de cifras, se estima que alrededor de 1.000 personas podrían estar desaparecidas, aunque esta cifra aún no se ha actualizado.
Continúan las búsquedas de sobrevivientes
Los esfuerzos de búsqueda están en marcha, pero hasta el momento solo se ha inspeccionado el 3 % del área afectada, mientras equipos con perros buscan entre las cenizas.
La conmoción y la tristeza se extienden por la isla mientras la comunidad local y los equipos de emergencia trabajan incansablemente en medio de la devastación. Los incendios en Maui han dejado una cicatriz profunda en la comunidad y en la historia de Hawái, recordándonos la fragilidad de la naturaleza y la resiliencia del espíritu humano.
