Miles de ciudadanos cusqueños se congregaron en las calles para expresar su rechazo contra la ministra de Cultura, Leslie Urteaga Peña, y la empresa Joinnus, en relación con la venta de boletos de ingreso a Machu Picchu. La población considera esta acción como un acto de privatización y exige la renuncia de la ministra, así como la anulación de la Orden de Servicio de Joinnus.
La protesta se inició en la Plaza Limac Pampa y la Plaza San Francisco, desde donde los manifestantes marcharon por las principales calles del centro histórico de Cusco. Durante el recorrido, se escucharon consignas como “renuncia ministra de Cultura”, “Joinnus no va” y “Machu Picchu no se privatiza”. Además, los líderes de la movilización advirtieron que, de no obtener respuestas, convocarán a un paro indefinido en Cusco.
La manifestación también expresó su respaldo al paro seco indefinido programado por los pobladores de Machu Picchu pueblo a partir de la medianoche del 25 de enero. Como parte de la protesta, se realizaron actos simbólicos, como la quema de tres ataúdes con las imágenes de la presidenta Dina Boluarte, la ministra Leslie Urteaga Peña y el gobernador regional de Cusco, Werner Salcedo.
La movilización culminó en la Plaza Mayor de Cusco, donde los participantes se dirigieron a las afueras de la Dirección Desconcentrada de Cultura, ubicada en la calle Garcilaso, para hacer oír sus demandas de manera más directa. Paralelamente, los habitantes de Machu Picchu pueblo llevaron a cabo una movilización similar, anunciando el inicio de un paro indefinido en la zona a partir del jueves.
