En una reciente conferencia de prensa, la presidenta de Perú, Dina Boluarte, dedicó un amplio segmento de su discurso a abordar la crisis de seguridad en el país, apuntando directamente a la migración de ciudadanos venezolanos como un factor determinante en el incremento de la criminalidad. Boluarte, que no había ofrecido una conferencia en más de 100 días, consideró fundamental hacer este balance en el contexto actual.
La mandataria recordó el éxodo de más de 9 millones de venezolanos que han dejado su país debido al régimen de Nicolás Maduro, afirmando que “no ha existido un éxodo desde la época de Moisés”. Aunque no mencionó explícitamente a Venezuela en su discurso, su mensaje fue claro al indicar que la llegada de migrantes ha contribuido a los problemas de seguridad en Perú.
Dina Boluarte hizo un llamado contundente para capturar y expulsar a los criminales extranjeros, afirmando: “Los vamos a capturar y los vamos a botar de nuestra patria”. Esta declaración ha suscitado críticas, ya que algunos consideran que perpetúa estigmas y puede incrementar la xenofobia en el país.
¿Gestiones anteriores tienen la culpa?
En un giro adicional a su discurso, la presidenta también atribuyó parte de la responsabilidad de la criminalidad a expresidentes anteriores, como Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Francisco Sagasti y Pedro Castillo. Según Boluarte, estos líderes dejaron las fronteras abiertas y no implementaron políticas efectivas para combatir el delito, lo que habría permitido la entrada de elementos criminales.
Este enfoque hacia la migración y la seguridad refleja una estrategia política en un momento en que el gobierno busca consolidar su imagen frente a una creciente percepción de inseguridad entre la población. Las palabras de Boluarte generan un debate sobre la relación entre migración y criminalidad, así como sobre la responsabilidad del Estado en la protección de todos sus ciudadanos, independientemente de su origen.
Te puede interesar: Morgan Quero asegura que transportistas buscan liberar a Pedro Castillo