Hoy, 15 de marzo, se cumplen cinco años desde que el entonces presidente de la República, Martín Vizcarra, decretó el primer estado de emergencia nacional con el objetivo de contener la propagación de la COVID-19 en el Perú. La medida, que en un inicio se estableció por 15 días, marcó el inicio de una crisis sanitaria sin precedentes cuyas repercusiones aún persisten.
El anuncio que paralizó al país
La noche del 15 de marzo de 2020, en un mensaje a la Nación acompañado de su gabinete ministerial, Vizcarra informó sobre la declaración del estado de emergencia, que implicaba el aislamiento social obligatorio, el cierre de fronteras y la suspensión del transporte terrestre y aéreo.
“Estamos ante el riesgo de que este virus pueda extenderse en todo nuestro territorio, lo que haría aún más difícil enfrentarlo (…). Hemos aprobado un decreto supremo que declara el estado de emergencia nacional por las graves circunstancias que afectan a la Nación a consecuencia del coronavirus (…). Esta medida tendrá una vigencia de 15 días calendario e implica el aislamiento social obligatorio”, expresó el exmandatario en su alocución.
El anuncio generó incertidumbre y temor en la población, que seguía con preocupación la evolución de la pandemia en el mundo. Para garantizar el cumplimiento de las restricciones, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú fueron desplegadas en las calles, mientras millones de peruanos se veían forzados a cambiar su rutina de un día para otro.
El impacto de una crisis global
Lo que comenzó como una medida temporal se extendió por varios meses, con restricciones cada vez más estrictas que afectaron significativamente la economía, la educación y la vida cotidiana. La implementación del trabajo remoto, la suspensión de clases presenciales y el colapso del sistema de salud fueron solo algunas de las consecuencias más inmediatas.
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Con el tiempo, se impusieron nuevas disposiciones, como el uso obligatorio de mascarillas, la restricción de movilidad por género y la aplicación de vacunas que permitieron reducir los contagios. Sin embargo, las secuelas de la crisis aún se sienten en el país, con un sistema sanitario debilitado, una economía en recuperación y cambios estructurales en el ámbito laboral y educativo.
Cinco años después, la pandemia de la COVID-19 dejó una profunda huella en el Perú y el mundo, recordando la importancia de la preparación ante emergencias sanitarias y la capacidad de resiliencia de la sociedad frente a desafíos globales.