La indiferencia y el abandono condenaron a Rosa Coa, una anciana de 67 años con ceguera, a vivir en condiciones inhumanas en la comunidad de Cuyo Cuyo, en el centro poblado de Ispacas, provincia de Condesuyos. Sin acceso a atención médica ni apoyo familiar, su salud se deterioró hasta quedar postrada en el suelo, envuelta en una frazada y soportando intensos dolores estomacales.
Ante esta dramática situación, la Comisión Distrital de Acceso a la Justicia para Personas en Condición de Vulnerabilidad de la Corte Superior de Justicia de Arequipa acudió en su auxilio. Encabezados por el presidente de la comisión, César de la Cuba Chirinos, y el juez mixto de Chuquibamba, Oscar Churata Chura, los magistrados comprobaron el estado de desprotección total de la anciana y tomaron acciones inmediatas para salvar su vida.
La intervención se llevó a cabo en el marco de la feria de justicia itinerante realizada en Ispacas, donde se recibió la denuncia verbal sobre el caso. Al llegar al lugar, los funcionarios encontraron a Rosa Coa en una situación alarmante: sola, enferma y sin más ayuda que la de un hombre que decía cuidarla por humanidad.
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El juez Oscar Churata Chura, amparado en la Ley 30490, que protege los derechos de los adultos mayores, levantó un acta que dio inicio a un proceso judicial por desprotección. Además, dispuso el traslado inmediato de la mujer al centro de salud de Ispacas para que recibiera atención médica urgente.
Asimismo, se ordenó que el Centro Integral de Atención a la Persona Adulta Mayor (CIAM) de Ispacas y el Centro Emergencia Mujer (CEM) elaboren informes sobre el estado de salud de Rosa Coa y la posible existencia de familiares que pudieran hacerse cargo de ella.
Gracias a esta intervención, la anciana, que hasta ese momento había permanecido en completo abandono, logró acceder a atención médica y apoyo institucional. La Comisión de Acceso a la Justicia de Arequipa reafirmó así su compromiso de velar por los derechos de las personas en situación de vulnerabilidad, garantizando que casos como el de Rosa Coa no queden en el olvido.