Por Esteban Couto
A fines del año 1925, una película que marcaría un momento cumbre en la historia del cine sería estrenada en el teatro Bolshói de la mano de uno de los directores más jóvenes de Rusia: Serguéi Eisenstein. “El acorazado Potemkin” estaba previsto a representar en la filmación los hechos históricos de la sublevación de 1905 (preludio de la revolución de 1917), desde la guerra ruso-japonesa hasta la insurrección contra el zar. Sin embargo, debido a problemas meteorológicos se trasladaron a la ciudad de Odessa, donde a última hora Eisenstein cambió de opinión y centró el guión en el motín del acorazado.
Dividida en 5 partes, esta película muda empieza narrando el trato infrahumano que reciben los marineros en el acorazado por parte de los oficiales zaristas, quienes ejecutan a cualquiera que ose ir en contra de sus órdenes. Con la excusa de la religión como instrumento de opresión (un tipo con una cruz señalando a los tripulantes insurrectos con ella) y el exacerbado abuso de los oficiales contra los subalternos (pretendiendo obligarles a comer carne de res con larvas), se da inicio al motín en la embarcación luego de que los soldados desistieran de ejecutar a los camaradas en huelga cuando sus superiores lo decidieron así. Posterior a esto, una batalla campal se lleva a cabo donde los marineros, mayores en número y con una fuerte convicción de lucha, intentan echar por la borda a los oficiales que dieron la orden de fusilarlos.
A partir de aquí, el film se traslada a tierra y la gente que reside en Odessa se entera de lo sucedido en el acorazado, de la muerte de uno de los marineros y, en el colmo de la indignación, decide luchar por su libertad, preparando así la revolución contra el zar. En #MiEscenaFavorita, la cuarta parte denominada “Las escaleras de Odessa” retrata una masacre ficticia por parte del ejército zarista, quienes dispararon a mansalva contra las personas que se arrojaron a protestar por la muerte del marinero en el motín del Potemkin. Esta escena está tan bien filmada y definida por el director que aún hoy se cree que en realidad ocurrió dicha matanza. En la imagen se puede ver a una madre con su hijo herido en brazos frente al batallón zarista, que no cesa de avanzar amenazadoramente, y ante un horrendo escenario regado de cadáveres y ruidos de disparos.
Filmada con la colaboración de actores no profesionales, aunque con los planos y la estética de estos ayudando a dar mayor valor y realce al colectivo humano en su lucha contra el poder tiránico que arroja al pueblo sus perros de caza, “El acorazado Potemkin” ha sido considerado como el mejor largometraje europeo de todos los tiempos por el Jurado de la Exposición Internacional de Bruselas, para el I Festival Internacional de Cine Europeo. No obstante la censura en varios países (en España circuló ilegalmente hasta su reestreno en Barcelona y Madrid en 1977), aún hoy es considerado no solo un referente inmediato del cine ruso y del comunismo, sino toda una obra maestra en la filmografía de Eisenstein y una de las más estudiadas en las escuelas de cinematografía a nivel mundial.