Desde el valle de Canco, el profesor David Quispe Huanca, pide auxilio a las autoridades de la provincia de Caylloma y el gobierno regional de Arequipa.
Los fuertes sismos que soportó el distrito de Huambo, que alberga al valle de Canco, los han dejado incomunicados.
“Los cerros han empezado a derrumbarse, provocando que se forme una fuerte polvareda. Ante cada réplica tenemos que ir a las zonas más altas, para evitar asfixiarnos por el polvo que se levanta”.
Dicho valle, se halla ubicado a 4 horas de Huambo, y media hora de Aplao (provincia de Castilla), sin embargo, debido a los derrumbes, más de quince kilómetros de la carretera para ambos lados se halla intransitable.
“No hay forma de pasar. Lo único que nos queda es caminar o viajar a lomo de bestia. Eso hace que el tiempo de traslado sea mayor. En Canco viven 53 personas. Todas ellas dependen de la venta de sus sembríos”.
El agricultor Héctor Hancco contó a HBAnoticias.pe que en la zona no solo las vías están bloqueadas, sino que el canal de agua que abastece a todo el pueblo se encuentra obstruido.
“Las bocatomas han quedado destrozadas por los derrumbes, lo mismo el canal que trae el agua. En este momento estamos yendo todo el pueblo a trabajar para solucionar este problema”.
Ayer en horas de la tarde, funcionarios de la municipalidad de Huambo se comunicaron con los representantes del valle de Canco para exigirles fotografías de los daños generados por el sismo, sin embargo, después de esa llamada, no volvieron a recibir ninguna otra comunicación.
“Nos dijeron que enviemos las fotos. Las hemos enviado y hasta ahora no llegada la ayuda”.
Esta mañana a las 08.47 horas se registró un sismo de 3.6 cuyo epicentro fue el distrito de Huambo. Esto alarmó más a la población.
De acuerdo al Instituto Geofísico del Perú, desde ayer la provincia de Caylloma ha tenido bastante actividad sísmica.
Hasta el cierre de esta nota, el gobierno regional de Arequipa, y las municipalidades de Huambo y Cayllloma no se han comunicado por los pobladores del Valles de Canco, quienes temen seguir siendo olvidados por el brazo del Estado.