El pasado sábado, 25 de febrero, la presidenta Dina Boluarte indicó que próximamente viajará a la región que persiste con las protestas en su contra, Puno. «La historia me ha llamado y estoy resolviendo los temas del país. Quiero resolver el tema de Puno, estaremos yendo próximamente, cuando lleguemos a una conversación pacífica, mientras tanto están allá los funcionarios del Ejecutivo». Mencionó la jefa de Estado durante un pronunciamiento desde Lambayeque.
Para Amador Núñez, presidente del Frente de Organizaciones Populares (FOP), la iniciativa es una afrenta, pues Boluarte ha calificado de «vándalos, terroristas, mineros ilegales y contrabandistas» a los manifestantes.
«Con qué moral va a llegar después de haber matado a 21 paisanos nuestros, incluidos menores de edad. Que cumpla su compromiso de renunciar. Nada más», cuestionó Núñez en una entrevista con La República.
Por su parte, las comunidades aimaras también acordaron, por unanimidad, que la mandataria no será bienvenida a la región. «Si viene, lo vamos a tomar como una provocación. Tiene que entender que no la queremos. (…) Solo queremos su renuncia», señaló el dirigente de Juli, Aurelio Pacompía.
Asimismo, en Ilave, la declararon como enemiga pública. «Miles hemos ido a Puno a marchar y hemos dejado en claro que continuamos con nuestra huelga. Todo volverá a la normalidad cuando renuncie, y lo dicen las encuestas, nos dan la razón, el 76% piden su renuncia de una vez», apuntó el dirigente de la zona lago, Hugo Yucra.
Por parte de la cuenca del río Coata, Félix Suasaca aseguró que la población simplemente no la recibirá y consideró que ‘hirió la dignidad’ de los habitantes de las 13 provincias. Esto al asegurar que las 18 muertes en Juliaca fueron por balas dum-dum y que ‘nos manejan los Ponchos Rojos de Bolivia’.