Lucy Letby, una enfermera de 33 años, fue condenada este lunes a cadena perpetua sin posibilidad de liberación por los asesinatos de siete recién nacidos y por intentos de homicidio adicionales. Los crímenes fueron cometidos mediante la inyección de aire con una jeringa vía intravenosa. Todo esto mientras la enfermera trabajaba en el hospital Condesa de la ciudad de Chester.
La sentencia fue dictada en un tribunal de Mánchester, en el norte de Inglaterra. Esta pena, muy poco común en la legislación británica, refleja la gravedad de los actos perpetrados por Letby.
La condena se produjo después de que el tribunal de Mánchester declarara culpable a Lucy Letby el viernes pasado por el asesinato de los recién nacidos y el intento de otros seis homicidios. Durante el juicio, que se prolongó desde octubre de 2022, Letby mantuvo su inocencia a pesar de las pruebas presentadas en su contra.
La enfermera trabajó en el hospital Countess of Chester entre junio de 2015 y junio de 2016. Según las acusaciones, inyectó aire en las venas de los recién nacidos, lo que causó su muerte en algunos casos y puso en grave riesgo la vida de otros.
La descripción de Letby por parte de la acusación como “fría, calculadora, cruel y tenaz”. Lo que ilustra la gravedad de los crímenes que cometió mientras estaba a cargo de la salud y el bienestar de los pacientes más vulnerables.