Jhemy Tineo Mulatillo (Moyobamba, 1986) es licenciado en Lengua y Literatura, además cuenta con una Maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Como escritor fue finalista del Premio Copé de Cuento 2022 y recientemente ha ganado el Premio José Watanabe Varas 2021 en el XI Concurso Nacional de Cuento, acontecimiento que lo ha fijado en la mira como una posible promesa literaria.
“Poldy Bloom” fue el seudónimo con el que fue entregado el conjunto de cuentos galardonado y que ahora se publican con el título de “Los Sacrificios de la Carne” bajo el Fondo Editorial de la Asociación Peruano Japonesa, institución organizadora del concurso.
El jurado —donde se evaluó 238 conjuntos de cuentos— estuvo integrado por las destacadas escritoras Karina Pacheco y Yeniva Fernández, asimismo por el escritor Alonso Cueto, quien ha manifestado que “Jhemy Tineo tiene un estilo que permite hacer familiares los extremos y los límites de la conducta humana. Sus historias están llenas de historias de sacrificios y nos recuerdan que cada vida es un sacrificio continuo”.
Con oportunidad de entrevistar al autor, dialogamos en torno a este libro que explora las vicisitudes del mundo amazónico con un enfoque avezado y peculiar, donde sus jóvenes personajes se sumergen con agresividad en el arca de las emociones, la vehemencia sexual y el fanatismo religioso.
“Todo un torbellino de pasiones eróticas y tanáticas atizadas por un sincretismo cristiano-amazónico delirante, tan apocalíptico como carnavalizador”, reseña del destacado crítico literario Ricardo Gonzales Vigil.
Primero cuéntenos. ¿Cómo surge la idea de escribir “Los sacrificios de la carne”?
La idea nace a partir de una novela que estaba escribiendo que trataba de mostrar los últimos años de la experiencia de mi padre; él fallece de cáncer y yo quería narrar los últimos momentos de su agonía, pero en determinado momento la historia me exigía que regrese al pasado, a su infancia. Ese pasado me llevó a la selva, pero no sólo la selva que tenía como protagonista a mi padre, sino al pueblo mismo y los jóvenes que pudieron habitarlo. A partir de ahí, empecé a imaginar y crear historias, usando la biografía, referencias y autores que me permitieron encontrar un estilo, ojalá lo haya logrado.
¿Por qué se decidió finalmente por este título?
Este título me costó bastante. Creo que tiene que ver con las peripecias que hacen los personajes, pero pensándolo bien me doy cuenta que en realidad tiene un tono irónico, porque los sacrificios que realizan los personajes no tienen un sentido positivo; donde alguien sale afectado y el único beneficiario es el que lo realiza.
Su libro está categorizado como un conjunto de relatos, pero creo yo que podría leerse tranquilamente como una novela. ¿Por qué optó por este formato?
El concurso me llevó a convertir este texto en un libro de cuentos, pero como dices, podría leerse como una novela porque hay una atmósfera [compartida] y los personajes se repiten…
Tienen un nexo…
Claro, hay como una idea general de todo el texto. Además, el pueblo [Zapote] sería el nexo grande que tú dices, el pueblo también es un protagonista.
¿Por qué el libro gira en torno a decenas de referencias bíblicas? Empezando por los nombres de los personajes: David, Moisés, Génesis… y muchos otros paralelismos.
Yo quería jugar con referencias bíblicas, la biblia es una gran referencia en lo que yo hago y pensaba que estas le podrían dar una densidad y una riqueza mucho mayor a la historia. No quería que fuera simplemente un texto amazónico, en el sentido de que estamos acostumbrados a que siempre se explore el paisaje, la época del caucho, el erotismo de la urbe, etc. Yo quería encontrar algo distinto y por eso use las referencias bíblicas.
¿Y por qué ambientarlo específicamente en un marco cristiano-amazónico?
Es que la Amazonía es diversa y lo que nosotros tenemos en mente es la AmazonÍa exótica, pero hay una que no vemos mucho, que es la integrada por pueblos cuyos personajes han venido del ande o de la costa y se han instaurado allí. Entonces, estos personajes conforman una Amazonía bastante particular, con características amazónicas —es verdad— pero también con rasgos que han traído de sus pueblos. Esa es la Amazonía de mis cuentos, es una Amazonía de migrantes, que incorpora sus costumbres y que traen justamente la religión. En todo lo que viven y sienten hay una influencia religiosa.
¿Qué le diría a una persona cristiana o evangélica que de pronto tilde a su libro de blasfemo?
Ya lo han dicho. Algunos compañeros han leído el libro y me dicen: si yo te veo, te pego (ríe). [El libro] es bastante autobiográfico y lo han tildado de blasfemo, pero la literatura es así. La literatura es para jugar con los abismos de aquello que no abordamos o escondemos. La vida tiene contrastes, no te muestra solo bellezas también te muestra las tragedias. Por eso es que el libro está lleno de contrastes, tiene sexualidad, lo escatológico, la religión… porque la vida tiene todo eso.
"Hay un amigo pastor que me reprende. Según él, ha sido Satán el que me ha hecho escribir un libro así de blasfemo", señaló el autor fuera de la entrevista.
Entiendo. Yo recuerdo a propósito que el escritor Cronwell Jara decía que en la literatura suelen haber niños muy monses, ingenuos e inocentes, cuando en realidad en el Perú los niños son muy avispados y vivaces. En su libro los personajes no son tan niños, pero si son menores de edad y la vida de estos de esta marcada por violencia y la obscenidad. Primero: ¿Qué opinión le merecen los menores de edad en la literatura peruana? —ya que ha escrito acerca de ellos—; y segundo: ¿Por qué decide finalmente crear a sus personajes con esas características?
En la literatura peruana hay varias líneas, está la de Oswaldo Reynoso, por ejemplo, que juega con el homoerotismo…
También está Enrique Congrais…
Claro, Congrais… bueno, también está la línea monse que tú dices y creo que eso tiene que ver con la experiencia vital del escritor, pero también con la realidad donde está instaurado el narrador. A mí me parece que algunos narradores son escritores que la pasan bien, en sus vidas hay poca mugre que contar. Es por eso que en los textos que ellos escriben, sus anécdotas son muy sencillas: el papá que le saca la vuelta a la mamá y ese es el trauma. Es más, he leído algunos cuentos donde la anécdota consiste en que el personaje salga [de su zona de origen] y la gran aventura es ir a un pueblo joven. Una cosa demasiado ingenua, pero la literatura no tiene por qué ser ingenua, la vida tiene varias dimensiones y esas dimensiones son las que yo trato de mostrar. Por ejemplo, mis personajes son religiosos, pero también están bien erotizados y son violentos, todo eso quizás tenga una explicación: sienten que la religión les ha fallado. Por eso son capaces de hacerlo todo; ya perdieron ese temor a dios con el que habían crecido.
"¿Por qué mis personajes tienen esas características? Para responder, tomo lo que menciona Cronwell Jara: los niños peruanos no son monses, y menos los charapas", ídem.
El elemento erótico está introducido a propósito de todas las polémicas que giran en torno a la iglesia o más bien es solo un elemento atractivo para su literatura…
Tiene que ver con mostrar la vida sin tapujos, mostrar aquello que en la vida corriente no se muestra. Los religiosos —es verdad— temen a dios, pero debajo de ese temor hay una serie de obsesiones y pasiones que están obligados a reprimir. Lo que yo hago es que esas obsesiones y pasiones surjan en un conglomerado de sensaciones, ya sea de forma explícita o de forma interior. No busco escandalizar, ni llamar la atención; solo trato de que mis personajes sean humanos, son complejos, tienen un mundo de acciones, con una vida pública y privada, que muchas veces uno reprime. En los cuentos, lo que se hace es trabajar esos dos aspectos, por eso los personajes son así: sin tapujos.
¿Qué es lo que busca transmitir con su libro? ¿Qué es lo que quiere que el lector se lleve al momento de leerlo?
Lo único que quisiera es que el lector no se quede indiferente. Trato de que mi literatura no sea demasiado inocua, sino que le diga algo al lector y este se quede con eso.
¿Qué tanto de autobiográfico hay en el libro?
Lo autobiográfico es el punto de partida, a partir de allí empiezo a inventar. Es decir, aficionarme por el proceso, no tanto pensando en un resultado final, lo que hago es enamorarme al trabajar el texto… ir buscando que cosas necesita el personaje. No todo tiene que salir de un tirón, es la forma de ir armando una sensación o una historia. Me siento más cómodo llamando historias a los textos.
¿Para usted la literatura es un medio de reflexión? ¿Por qué escribe usted?
Nunca estuvo en mis planes ser escritor, eso no va conmigo. Empecé a escribir por necesidad. Quería contar la historia de mi padre que murió de cáncer, lo malo es que aún no he podido escribir sobre la agonía y la muerte. Se me ocurre que todo lo que he escrito son solo ejercicios de preparación para poder contar la vida de mi padre. Bueno, también escribo porque no sé hacer otra cosa, en la última parte del libro digo eso. Después de terminar el colegio me di cuenta que había un montón de gente talentosa, dibujaban, pintaban, eran poetas, narradores, etc. Al verlos a ellos, me di cuenta que yo no sabía hacer nada, y para no aburrirme en las horas de ocio me puse a escribir la historia de mi padre, ahí empezó todo.
A pesar de todo, el libro ha sido bien recibido… el crítico literario Ricardo González Vigil ha señalado que usted era “la revelación narrativa del año”. ¿Qué opinión le merece este comentario?
Ha sido una sorpresa, porque antes de Ricardo Gonzales Vigil nadie había dicho nada del libro [salvo un par de entrevistas en Lee por gusto y la Red Literaria Peruana] a pesar de que se había enviado a un montón de reseñistas. Me alegra y sobre todo me hace pensar que tengo más responsabilidad de escribir de una forma más seria. Al final lo único que tiene el escritor es la hoja en blanco y el tiempo que debe arrancarlo de donde sea para escribir; es un trabajo económico y puedes corregir cuantas veces quieras, no estás obligado a publicar.
"Para nadie es un secreto que la labor de los críticos, en la mayoría de los casos, está siendo asumida por jóvenes y no tan jóvenes escritores o aspirantes a escritores que, lejos de guiarse por lo literario, ceden ante el amiguismo y la búsqueda de favores. Ricardo González Vigil ni me conoce y ha elogiado mi libro. Sinceramente me alegra mucho", ídem.
¿Tuvo dificultades para publicar este libro?
Yo lo envié a varias editoriales. Creo que lo envié a todas las editoriales peruanas y todos lo rechazaron. Parece que los editores tienen miedo a publicar escritores que no son conocidos, piensan más en vender y eso implica que el autor deba ser conocido y que deba tener un montón de contactos. Luego de ser famoso, recién te pueden publicar. Cuando eres famoso ya no importa si el libro es bueno o malo, igual te lo van a comprar. Por eso, los que no somos famosos lo tenemos bien difícil. Y mira, este libro que lo rechazaron todos ganó el premio Watanabe.
"¡Qué bueno que hayan choteado mi libro! Si lo publicaban ya no hubiera ganado nada, salvo el silencio", ídem.
Un prestigioso premio.
Si.
Bueno, por último. ¿Qué proyectos literarios tiene en curso?
Estoy tratando de terminar la novela de la que originalmente salió este libro. Asumo que un año más me tardará y luego tendré que empezar a buscar editor.
"Procrastino escribiendo otras historias. Y de tanto procrastinar, ya terminé un nuevo libro de cuentos que ojalá alguien quiera publicar", ídem.
¿Ha pensado en abordar otros temas?
La novela que estoy escribiendo es de otro tema, es de un personaje que tiene cáncer… los últimos días de un enfermo de cáncer: es mi padre. Esa es la historia que estoy escribiendo ahora, es totalmente distinta, pero ella me llevó a “Los sacrificios de la carne”. Es bastante curioso, porque la imaginación es prodigiosa, es lo que el escritor tiene, la biografía es un inicio y no puedes ceñirte sólo a ella.
Entrevista por Rivaldo Vásquez.
Fuente: Entre Líneas Cultura.