Las crónicas del siglo XVI relatan que Túpac Inca Yupanqui fue un tenaz conquistador y guerrero. Según el relato de sus hazañas, alrededor de 1470 el Sapa Inca realizó una expedición a Oceanía con el objetivo de explorar y colonizar nuevos territorios, su travesía lo llevaría a dos islas de la polinesia donde dejaría constancia de su visita. Este fascinante relato —respaldado por abundante evidencia e investigación— inspiró a Juan José Cavero para escribir su más reciente novela: El Vuelo de Yuntur.
Tras la noticia de posibles territorios más allá del océano, Túpac Yupanqui se entusiasmará tanto que mandará a construir una gran cantidad de balsas para realizar un viaje. Yuntur, hijo de un constructor de balsas en la etnia Tallán¹, se verá inmerso en la expedición y junto a la tripulación vivirá episodios de aventura y deslumbramiento. Así comienza la novela, donde, mediante recursos narrativos, se cubren las lagunas históricas y nos sumergimos en lo que pudo haber sido esta aventura, desde la perspectiva de un joven navegante.
La pasión de Juan José Cavero (Lima, 1972) se encuentra en la ficción histórica, aunque ha publicado libros de temática variada, su pluma destaca por abordar tópicos desconocidos e inexplorados de la historia del Perú. Su novela —ampliamente elogiada— En la ruta de los hombres silentes, ganadora del Premio Copé de Novela 2015, le ha otorgado notoriedad y prestigio como escritor.
Además, Cavero cuenta con otros dos premios de literatura infantil en su haber. El primero se trata del Premio Norma 2017 por su novela El Océano Interior, un libro que explora la adolescencia de Miguel Grau; mientras que el segundo del Premio Barco de Vapor (IX Edición) por Un manantial en el desierto, una obra que relata las peripecias de tres zorros costeños que buscan agua y alimento en el desierto de Sechura.
Entre otras de sus publicaciones se encuentran Soplo Inocente (Vicio Perpetuo, 2013), Cazador de momentos (Ediciones Altazor), Palma y el caso Monteagudo (Educativa, 2018), Llamado de Sangre (Tinta Latina, 2021), Las tentaciones de Contreras (Ediciones Prometeo Desencadenado, 2021), Piu (Astrágalo Ediciones, 2021), Run Run: Un lugar mejor (Astrágalo Ediciones, 2022), etc.
El Vuelo de Yuntur (2022), se publicó por Ediciones Prometeo Desencadenado, bajo el financiamiento de los Estímulos Económicos 2021 del Ministerio de Cultura. La novela se presentó en la ciudad de Arequipa en el marco del Festilec: Festival de Libros y Arte, y con oportunidad de reunirnos con el autor, dialogamos en torno a esta obra, abordando su estructura narrativa, los personajes que la componen, así como los enigmas que envuelven al relato original y el papel que desempeña el escritor en la novela histórica.
Para comenzar. ¿Por qué decide ficcionalizar la travesía de Túpac Yupanqui a Oceanía?
Bueno me pareció raro que nadie lo haya hecho, con tantos estudios como los de José Antonio del Busto, las crónicas —tanta evidencia, pruebas e hipótesis—, el viaje de la Kon Tiki de Heyerdahl, etc². Entonces, decidí escribir una novela sobre este tema y la postulé para los estímulos económicos del Ministerio de Cultura y se publicó.
¿Y por qué decidió que la historia se enfocará principalmente en un joven Tallán y no en el Inca? La travesía es conocida por la ruta que el Inca hizo.
A mí generalmente me gustan los personajes marginales, como el personaje de mi otro libro En la Ruta de los Hombres Silentes: es un inmigrante chino, un culí. Me gustan esos personajes que llevan una transformación psicológica, tanto física como mental. Por ejemplo, yo intenté darle un aspecto juvenil a esta novela, con la imagen de un joven Tallan con su padre que no quiere que vaya al viaje, pero él sigue el llamado de la aventura como asistente de Silupú, el chamán ciego de la expedición.
En su obra demuestra que usted ha investigado sobre las armas incaicas, las balsas, la navegación, etc. Durante todo este proceso de investigación y escritura, ¿qué fue lo más complicado de recrear?
Bueno, si tú tienes armado todo el posible trayecto que pudo haber realizado el Inca Tupac Yupanqui, más [las fuentes de] los investigadores, las evidencias físicas y las crónicas de Murua o Cieza de León, así como los avistamientos de los navegantes acerca del comercio en las balsas de los pueblos… en ese tiempo no eran repúblicas, eran pueblos…
Eran etnias…
Claro, etnias. Entonces con toda esa información, más los indicios de las costumbres de los habitantes del norte y de las islas [del pacifico], uno puede armar todo el rompecabezas y hacer una novela, haciéndose una idea de cómo pudo ser esta travesía.
Según la investigación histórica, Túpac Yupanqui no descubrió Oceanía, era una ruta que los Tallanes y algunas personas de la costa ya conocían, pero en su relato lo presenta como descubridor de las islas de Mangareva y Pascua.
El objetivo del inca era descubrir nuevos territorios, aunque quizás estos ya habían sido visitados por otras personas. Viene a ser un anhelo de descubrimiento por nuevos territorios donde podría haber una gran cantidad de personas y riquezas, pero al final no encontró mucho, solo descubrió esas islas que bautizó como Auachumbi y Ninachumbi³.
Ahora, los nombres de los personajes son de origen Tallán como Yuntur, Chiroquec o Ipana Aquec, pero en los diálogos de estos —al igual que los personajes quechuas— no incluyen vocablos en sus lenguas originarias. Por lo general es un recurso que utilizan otros escritores de novela histórica. ¿Qué lo impulsó a no utilizar este recurso narrativo?
Bueno, es para hacer más fluida la novela. Pero también está el uso de intérpretes que saben quechua y el idioma Tallán⁴, como el militar Iskay que sabe ambos idiomas porque el inca los enviaba a conquistar. Silupú también es intérprete en el sentido de que sus palabras son interpretadas por el idioma Tallán. En realidad, hay una mutua interpretación entre todos. Por eso en la novela no hay interrupciones como «tal persona dice esto» y «la otra esto más», las conversaciones son fluidas.
También he notado que los personajes quechuas están un poco aislados, solo se nos presenta a Antarqui, el nigromante, Iskay y el propio Sapa Inca, pero en realidad se conocen los nombres de los capitanes que acompañaron al inca e incluso el hermano de Túpac Yupanqui formó parte de esta expedición⁵. Habiendo tantos personajes, ¿por qué decidió no incluirlos en su relato?
Esa es la estrategia del novelista, presentar la gesta del joven Tallán y su llamado a la aventura. El padre de Yuntur quiere que se quede en el pueblo cuidando a su hermano y madre, pero él sigue el llamado y se vuelve asistente de Silupú. Es cómo su propio descubrimiento, su deslumbramiento por nuevas tierras. No es tanto el Inca, que también está ahí casi como un personaje superior, pero la novela se enfoca más en Yuntur. Por eso también el título: El vuelo de Yuntur. Porque —aparte de la navegación marítima— tiene un viaje interior por medio del San Pedro⁶, con el cuál puede tener visiones.
¿Aplica lo mismo para el personaje de Tiki? También se le visibiliza bastante, sin embargo, los otros dos personajes de tez negra prácticamente no aparecen, ni siquiera tienen un diálogo.
Claro, uno es el padre de Tiki y otro es un sobreviviente más de la isla. La relación que llevará Yuntur con Tiki es de amistad y de mutua defensa cuando exploran las islas.
¿Qué significa Hei Mateu? Esta frase que tanto repite el personaje de Tiki.
Hei Mateu es una especie de collar que tiene un pendiente y una figura de anzuelo que usaban los nativos maoríes, que eran los más aguerridos y sanguinarios de esas islas. Según los relatos de los viajeros, tenían costumbres de antropofagia. Eran probablemente ceremoniales o por mera alimentación, pero yo creo que eran más ceremoniales, porque incluso eso se dio aquí, en la selva.
Un personaje que me parece curioso es Silupú, este vidente que siendo ciego guía una expedición.
Es que él puede escuchar la corriente, los tallanes se guían por las estrellas y siguen el curso de la corriente con las orzas⁷, pero Silupú es el contrapunto y dice «¡No! Se están alejando».
Pero, ¿es para darle un enfoque místico o en realidad tuvo alguna referencia para crear este personaje?
No, es como un enfoque místico, algo fuera de lo normal. Silupú es más mágico, un elemento que le da cierta particularidad a la travesía. A parte de guiarse por las estrellas y la corriente, también lo hacen con las visiones y el sentido agudo del personaje. Silupú puede escuchar la corriente submarina, corrientes debajo del océano.
¿Cuáles fueron sus principales referencias para construir esta novela?
Bueno la investigación de José Antonio del Busto en su libro titulado Túpac Yupanqui: descubridor de Oceanía, también Túpac Yupanqui: El resplandeciente. Las crónicas de Pedro Cieza de León, Fray Martín de Murua y Pedro Sarmiento de Gamboa. El viaje de Kon Tiki de Thor Heyerdahl, aparte de los textos sobre esas islas, las investigaciones sobre la navegación costeña y las balsas de los tallanes.
Sobre las balsas [de la expedición de Túpac Yupanqui], Sarmiento de Gamboa dice que fueron como 20 000, José Antonio del Busto dice que es un exceso, que lo más probable es que hayan sido 2000, pero en su relato son 100 balsas. ¿Por qué redujo tanto ese número?
Bueno, yo no me imagino que sean dos mil balsas para llevar tal cantidad de hombres, yo he puesto 100 balsas transportando aproximadamente 15 personas por balsa, entonces son como 1500 hombres. Una expedición suficiente para navegar por un océano.
En el relato original no se sabe en concreto cómo Túpac Yupanqui conquistó la Isla de Pascua, pero en su novela narra que fue porque ayudó a un líder de la zona. ¿Qué criterios ha utilizado para escribir sobre esto? Para rellenar en general los vacíos en la historia.
El novelista justo hace eso, aprovecha los vacíos históricos para introducir elementos de ficción, pero teniendo como referencias las investigaciones que han hecho los historiadores, arqueólogos y antropólogos. En este caso, al llegar a la Isla de Rapa Nui, se puede apreciar el deslumbramiento que tienen los personajes al ver los famosos moais, que son representaciones de cabezas alargadas que se pueden ver desde fuera de la isla. En mi novela el inca ayuda al líder de un clan para derrocar a otro y luego poder hacer el santuario de Vinapú, que es de arquitectura inca.
Después de que el inca regresa de la Isla de Pascua —que es donde termina su novela— se dice que, aparte de llevar consigo personas negras, también llevó al Tawantinsuyu: oro, pellejo de animal y una quijada de caballo (que probablemente no era de caballo). Antes de su regresó muchos lo creían muerto, había pasado un año, pero al enterarse de la noticia de su retorno, se enalteció su figura y se dice que hasta Pachacutec —su padre— le tuvo envidia, así como sus hermanos⁸. Su relato termina luego del arribo de la Isla de Pascua, pero ¿Por qué decidió no incluir todos estos temas que también podrían ser interesantes para el lector?
Es una muy buena pregunta, ¿por qué no incluirlo? Eso es decisión del escritor, ¿para qué recrearía la llegada al continente? Podría ser otra novela, la segunda parte de El Vuelo de Yuntur, pero mi intención era escribir una novela que describa la travesía y deslumbramiento de los personajes ante la inmensidad del océano, la fuerza de los elementos, las islas que descubren, sus habitantes, los moais, los posibles enfrentamientos… Hay referencias de batallas de quechuas con piraguas⁹, es algo épico, que tiene una cierta mística con el uso del San Pedro que Silupú vierte por la nariz de Yuntur, quien tiene unas visiones de regreso al continente y ahí termina. Ya no es necesario más.
Pero no cree que al lector le interesaría saber qué pasó después…
Eso quedará en la mente del lector y también es una estrategia del novelista, quien sabe, quizá pueda haber una segunda parte de El vuelo de Yuntur.
¿A usted le gustaría emprender una expedición como la de Thor Heyerdahl o la que hizo Sarmiento de Gamboa¹⁰?
Claro, eso sería lo ideal. Tener esa experiencia, pero bueno, ahí están los hechos científicos. El escritor puede construir una novela sobre ello, armar todo el rompecabezas y recrear lo que pudo haber sido.
Así como este relato hay un montón en la cosmovisión del incario, aparte de que se cuenta de hubo personas de tez negra en el Tawantinsuyo, se dice que había personas de tez blanca y pelirrojas, parte de la nobleza. También se dice que existió un cráneo preincaico de cabello rubio al que llamaban “La gringa”, por otro lado, que los Vikingos llegaron primero a América y llamaron a este territorio ‘Vinlandia’ ¹¹. Es decir, hay un sinfín de temas semejantes a la expedición de Túpac Inca Yupanqui, que aún no se han explorado. ¿A usted le interesaría realizar ficción a propósito de estos otros temas?
A mí, en particular, me interesó la expedición de Oceanía. Aunque también he escuchado esos otros relatos, que hablan, por ejemplo, de una expedición China por el año 1400, donde partió una gran flota y llegó hasta Centroamérica o Sudamérica. También los relatos de los vikingos, que posiblemente llegaron a Norteamérica. Pero como hay bastante investigación sobre la expedición de Túpac Yupanqui a Oceanía, tenía más acceso a ese tema.
¿Para usted cuál es el principal desafío al momento de escribir una novela histórica?
El principal desafío es la verosimilitud. Uno tiene que escribir una novela que sea contundente, que convenza al lector. He tenido buenas referencias, esta novela tuvo la validez como propuesta en el MINCU y fue publicada.
¿A lo largo de todas sus publicaciones usted ha recibido críticas? ¿Cómo respondió a ellas?
Críticas no, más bien he tenido buenos comentarios. Sobre todo, con la novela de inmigración china que ganó el Premio Copé, porque ese tema no había sido abordado. Fue una migración de más de 1000 hombres que llegaron al Perú entre 1849 a 1874 y nadie había escrito una novela sobre eso. Fernando de Trazegnies había hecho un estudio¹³, pero era más jurídico y estadístico, me pareció oportuno escribir la novela sobre todo porque prestaba escenarios geográficos como el océano pacifico, la costa, sierra y selva. Además, se desarrolla, en el contexto la guerra del pacifico y la explotación del caucho en la Amazonía.
Cree que los escritores de ficción histórica tienen cierta responsabilidad al momento de plasmar sus ideas en un tema histórico, porque con el tiempo puede tergiversarse, como sucedió con Valdelomar y su cuento sobre San Martin¹⁴, donde [el libertador] había soñado con las parihuanas y los colores de la bandera, todo el mundo se lo creyó. Hay muchos que dicen que la novela histórica, tiene que ser por sobre todo una novela, pero hay cierta responsabilidad en cómo influye en la población y en el imaginario.
Claro, así es. Pero, si el escritor decide basarse en referencias históricas o no, ya es asunto suyo. Habrá novelistas que se van más por la ficción y otros que respeten un poco más las fuentes históricas. Pienso que en el Perú, la novela histórica tiene un buen futuro, hay tanta historia y contenido para abordar, como el periodo preincaico, incaico, virreinal y republicano. Pueden salir infinidad de temas para una novela. Respetar la historia depende del enfoque del novelista. En el Perú no hay mucha novela histórica, pero las pocas que he podido leer tienen bastante investigación, esa es la base con la que se construye el texto.
Ni tampoco muchos ensayos…
Así es, tampoco hay muchos ensayos. Es un territorio relativamente inexplorado para el novelista.
Para culminar, coménteme un poco acerca de sus proyectos literarios que tiene en curso.
Ya terminé una novela sobre José María Samper, un personaje que pasó una temporada en Perú a fines de 1862 hasta agosto de 1863. Fue editor general de El Comercio, durante esa época regentado por Manuel de Amunátegui y Alejandro Villota —los primeros dueños— uno chileno y el otro argentino.
José María Samper en sus memorias evoca esa época despotricando contra la sociedad limeña por el afán cortesano de sus personajes más notables, así como el despilfarro monetario en la época del guano. Él mencionaba que las viudas de los coroneles y las generalas recibían casi el sueldo de un militar en vida, dos o tres personas ejercían el mismo cargo, había despilfarro en fiestas, etc. Tenía una visión crítica de la sociedad peruana. José María Samper vino a Perú con su esposa, Soledad Acosta de Samper, y en El Comercio hicieron una revista quincenal que se llamaba Revista Americana, salió por unos meses y tuvo muchos inconvenientes. Le cambiaban sus editoriales, lo contradecían con otro artículo, se hartó y se largó del Perú. Tomé estos textos como referencia e hice una novela sobre Samper.
NOTAS
1. El vocablo Tallán (también conocido como Tallanca) denomina un grupo de etnias que procedían de la sierra sur ecuatoriana, elva y del mar. Los tallanes se asentaron en la costa norte del Perú, en el actual departamento de Piura, se dedicaban principalmente a la agricultura, pesca y trueque. Alrededor del siglo XIV, fueron conquistados por el reino de Chimú y aproximadamente en 1470 fueron anexados al Tawantinsuyo, luego de que Michancaman, curaca de Chimú, fuera derrotado por Túpaq Inka Yupanqui.
2. El autor se refiere a libros como “Túpac Yupanqui: descubridor de Oceanía” de José Antonio Del Busto; las crónicas del siglo XVI de Fray Martín de Murúa, Pedro Sarmiento de Gamboa, Pedro Cieza de León y Miguel Cabello de Balboa, quienes narran la posible travesía del inca hacia las islas del pacifico; y el libro “La expedición de la Kon-Tiki” de Thor Heyerdahl, etnógrafo noruego que recreó en 1947 la expedición de Túpac Yupanqui, desde Perú hasta la Polinesia.
3. Según el lingüista Rodolfo Cerrón Palomino, la voz «chumbi» significaría ínsula o isla en proto-quechua; la traducción más exacta de Auachumbi sería «isla de color rojizo», mientras que Ninachumbi, «isla parda de fuego». La hipótesis más aceptada sobre la locación de estas islas, es que Auachumbi se trataría de la actual Isla de Mangareva y Ninachumbi de la Isla de Pascua (también llamada Rapa Nui por los nativos).
4. Se ha documentado muy poco acerca del idioma Tallán, se tiene rastro de la lengua por la toponimia de la región y la lista del obispo de Trujillo, Baltasar Jaime Martínez Compañón, quien compiló vocablos de varias lenguas poco conocidas del norte de Perú durante el siglo XVIII.
5. En su expedición al océano pacifico, Túpaq Yupanqui «llevó consigo por capitanes a Guaman Achachi, Conde Yupangui, Quígual Topa (éstos eran Hanan-Cuzcos) y a Yancan Mayta, Quizo Mayta, Cachimapaca Macus Yupangui, Llimpita Usca Mayta (Hurin-Cuzcos); y llevó por general de toda la armada a su hermano Tilca Yupangui», Pedro Sarmiento de Gamboa en Historia de los Incas (1572).
6. Cactus de San Pedro: Planta sagrada de la región andina (alucinógeno), también llamada “cacto de los cuatro vientos”, achuma, gigantón, aguacolla, etc. La planta formó parte del sistema religioso del Tawantinsuyo y otras etnias antes de su expansión, estaba ligada —y aún lo está— al curanderismo en el norte y centro del Perú. La planta es de la especie y género de Echinopsis Pachanoi y forma parte de la familia Cactaceae.
7. Orzas: Maderos con los cuales se lleva el mando de una embarcación. Las balsas Tallanes tenían maderos ubicados a la mitad y en los extremos de la plataforma que cumplían la función de timones.
8. «Después de su exitoso viaje, Túpak Inka Yupanki , tuvo un ingreso triunfal al Qosqo e inclusive generó la envidia de su padre Pachakuti Inka Yupanki, pues lo había superado con creces en el ámbito de las conquistas territoriales. Pachakuti, de impotencia, ordenó la ejecución de sus otros hijos que acompañaron a Tupaq Inka Yupanki», Amadeo Valer Farfán en De la vida y obras de los gobernantes Inkas (p. 92).
9. Piragua: Embarcación semejante a la canoa, tripulada por uno o varios individuos que la impulsan por medio de remos.
10. El cronista Pedro Sarmiento de Gamboa, afirma haber descubierto las mismas islas en una expedición posterior, asimismo habérselo informado al gobernador provisional del Virreinato del Perú, Lope García de Castro.
11. “La gringa” es una cabeza momia de la etnia Chancay, al igual que esta se tiene registro de otras momias de cabellera rubia, pero también rojizas especialmente en la zona de Paracas y Acarí. Algunos casos han sido explicados como parte de un proceso de oxidación de la cabellera o coloración amoniacal, pero el hecho de que algunos cronistas de la época mencionan que vieron personas de tez blanca y cabellera rojiza en el Tawantinsuyu, complica más el asunto. Sobre el arribo de los Vikingos a Norteamérica, consulte los trabajos de Charles River, la Universidad Groninga y National Geographic.
12. En la isla de Mangareva existe una leyenda (y una danza) sobre el rey Tupa, un personaje que llegó del océano en balsas, trayendo orfebrería, cerámica y textilería. En las islas Marquesas, existe un relato similar.
13. El autor se refiere al libro En el país de las colinas de arena de Fernando de Trazegnies, publicado por el Fondo Editorial de la PUCP en dos volúmenes.
14. “El Sueño de San Martín”, cuento de Abraham Valdelomar que narra la creación de la primera bandera del Perú, y que fue tomado como cierto por el imaginario popular.
Entrevista y notas a pie de página por Rivaldo Vásquez.