“Gitánjali” (1910), u “Ofrenda lírica” por su traducción al español, es una de las obras más representativas del poeta bengalí Rabindranath Tagore. Originalmente estuvo compuesta por 157 poemas escritos en idioma bengalí, publicada el 14 de agosto de 1910; sin embargo, tras su traducción al inglés (hecha por el mismo Tagore), se redujo a 103 poemas, 53 originales del libro y otros 50 de otros textos. Esto, sumado a la sencillez, naturalidad, profundo lirismo y pensamiento filosófico y de carácter meditativo, hizo de este poemario un referente que, más adelante, sería un punto clave para que el autor fuese condecorado con el Premio Nobel de Literatura en 1913.
Parte del éxito y marcada diferencia de este libro con los demás es su sutil alejamiento de las formas clásicas de la poesía bengalí, así como de la rigidez de sus figuras, para otorgar a sus versos imágenes frescas, asociadas por lo común a historias clásicas bengalíes y a pensamientos y adagios que Tagore reinventaba, dándole una delicadeza tal a su discurso que puede sentirse el éxtasis de la palabra divinizada tanto en un arpa de oro como en una gota de agua en el manantial. No por nada la Fundación Nobel consideró a “Gitánjali” un “libro de poesía profundamente sensible, brillante y hermoso”.
Para nuestra sección #LetrópolisÍgnea elegí uno de sus poemas más célebres, vinculado bastante a la situación política de su país y al ideal de patria en el que creía Tagore, y que a lo largo de su vida le obligó a marcar distancias con gobiernos nacionalistas como Japón o China, ya que su visión de una Asia unida y hermanada era dejar de lado los nacionalismos para trabajar en una cultura oriental sólida. El poema 35 muestra rasgos en los que el tema social y la espiritualidad parecen imbricarse hasta incidir en la idea de una libertad que vaya más allá de las fronteras, en aras de la purificación del ser, de su esencia, para vencer incluso el temor a la muerte inexorable. Asimismo, elementos primordiales para su definición poética de patria se hacen nítidos mediante la construcción de ese cielo de libertad al que hace alusión. Así, el saber libre, la fragmentación del territorio, la palabra como producto fidedigno de la verdad, la lucha social, el poder de la razón y la noción de lo que nos rodea apuntan a esa perfección que va pintando el vate bengalí para elevar un ideal de patria cimentado en la transparencia y alejado de los totalitarismos, empezando por supuesto desde la patria interior del alma cuando lanza una plegaria al creador sabiéndose vulnerable.
Este libro, sin duda, inició un cambio innovador en la literatura y música bengalíes. De hecho, los himnos nacionales de Bangladesh y muchas canciones de la India son composiciones suyas, principalmente por la fama que “Gitánjali” adquirió tras su traducción a varios idiomas y la premiación de su autor. Hay que acotar que editorial Losada tiene como traductora a Zenobia Camprubí de Jiménez (esposa del poeta español Juan Ramón Jiménez, quien también se hace presente al inicio con un poema dedicado a Tagore) en esta edición.