Por: Esteban Couto
A pocos días para culminar el mes de febrero, me veo en la imperiosa necesidad de hablar de un poeta pocas veces mencionado en su generación, ya sea por lo revolucionario o debido a su homosexualidad (varias veces censuraron textos suyos, como los últimos párrafos de su texto escrito tras la muerte de García Lorca). Luis Cernuda es el mejor ejemplo de un poeta con una voz elegante aunque bien definida por su respeto a la tradición poética, pero siempre innovadora y original en su propuesta estética y temática.
Parte esencial de la Generación del 27, el vate sevillano recorrió el mundo hasta afincarse en México, siempre en búsqueda de un estilo arraigado a esos temas e ideas que sustentan la mayor parte de su obra poética: la naturaleza como generadora de energía y paz, el amor (muchas veces no correspondido o incomprendido), la soledad y la marginación, la belleza perfecta (aquella alejada de la materialidad del mundo moderno) y la presencia trascendental del poeta como un ser “elegido” (concepción bastante romántica heredada de sus lecturas). Es así que de todos sus poemarios, partiendo por “Perfil del aire” (1927) y pasando por publicaciones como “Los placeres prohibidos” (1930), en el que toca el tema del amor y deseo homosexuales, o “Donde habite el olvido” (1933), llegamos a “Como quien espera el alba” (1947), editado originalmente por editorial Losada y cuya edición príncipe comparto hoy para #LibroRecomendado.
En este poemario se observa al poeta ya maduro, embebido de sus lecturas de Paúl Eluard y T. S. Eliot, además de redondear su estilo con una estética plenamente surrealista sin dejar de lado su apego a la tradicionalidad del verso y sus estructuras más clásicas. Abordando la vida y la muerte en consonancia con un marcado concepto divino que se halla en la naturaleza interior del poeta y en el paisaje más que en un ser todopoderoso, “Como quien espera el alba” tiene destacados poemas (“Mutabilidad”, por citar un ejemplo) donde lo ontológico y existencial se visten de oscuras y a la vez bellas imágenes que concilian al ser con esa última e inminente etapa de la vida, estación idónea para la iluminación.
El texto que elegí para esta ocasión, nos muestra de hecho una visión mística de la vida y la inefabilidad del tiempo y la incertidumbre por la muerte que se avecina. “Tarde oscura” es uno de esos poemas revestidos de poderosa personificación y arraigo con la naturaleza que le rodea, expresada bajo un tono existencial en el cual imágenes contrapuestas se complementan para hablar desde la monotonía de la vida hasta el estupor frente a lo que no se puede explicar con palabras pero esta ahí, venciendo como esa sombra al final del poema. El español Cernuda es un autor que, sin dudas, merece ser revisado por la magnitud de su poesía, amorosa principalmente y construida a través del tiempo con dolor y soledad hasta el día de su muerte en México DF, el 5 de noviembre de 1963. Además de ser gran poeta -y fruto de su etapa docente- es también un excelente crítico literario cuyo aporte ensayístico es invaluable.