Por Esteban Couto
Si bien la labor creativa es considerada algo íntimo, estrictamente personal, formar parte de un grupo o círculo literario, de lectura o colectivo cultural agrega al bagaje cognitivo del artista el plus necesario para abrirse a diferentes imaginarios, intercambiar experiencias y, socialmente hablando, mostrar al público el producto individual de un trabajo que, a fin de cuentas, busca integrar un canon. Es así que muchos grupos literarios surgieron de un tiempo a esta parte en el Perú, a veces como movimientos masivos como el caso de Hora Zero o Kloaka, y otros que buscaban integrar la literatura de la región en un ámbito nacional centralista a través de sus publicaciones.
Isla Blanca es uno de aquellos grupos que a fines de los años 70 empezaron a develar su voz con pequeñas entregas y las primeras ediciones de la revista “Alborada”, cuyo principal objetivo se centró en la difusión de los escritos de sus miembros activos (con la continua publicación de trabajos de escritores invitados) y, posteriormente, avocándose al análisis y la crítica literaria, campo en el que se incidió hasta su último número. Parte esencial de este grupo, fundado por el reconocido escritor Oscar Colchado Lucio y otros actantes originales como el fallecido Marco Cueva Benavides y el aún activo Félix Ruiz Suárez, es proyectar la creación literaria de sus miembros, especialmente los nuevos. Para la poesía se reservó “Marea”, revista que ya alcanzó su nro 25, pero la narrativa carecía aún de un muestrario o libro antológico que los colocara en el mapa del registro literario ancashino. Es así que en el año 2005, aprovechando la irrupción del canon regional de la mano de Ediciones Altazor del escritor ayacuchano Willy Del Pozo, surgió la Biblioteca Ancashina, una colección de 20 libros entre poesía, cuentos, teatro, tradiciones y novelas que buscaban difundir la literatura de la región Ancash.
Entre aquellos libros estaba “Tiempo de pesca”, la primera antología narrativa del Grupo Isla Blanca, que reunió a varios escritores, entre jóvenes voces y autores clásicos del grupo. Integran este volumen escritores de la talla de Oscar Colchado Lucio con su cuento “El último pescador”, Gonzalo Pantigoso con el cuento breve “Con la piel del crepúsculo”, Leonidas Delgado León con “Café con serenata de sirena”, Félix Ruiz Suárez con “El anciano y la serpiente”, Brander Alayo con “Historia de Babel” y jóvenes voces en aquel entonces, entre las que destacaron Augusto Rubio con “Alma para dos cuerpos” y Norma Jiménez con “La verga de toro”. Cada cuento tiene su propio imaginario bien definido, algunos con rastros de un realismo mágico y de corte fantástico, y otros afincados en el marco de un realismo que plasmaba mediante la ficción todas las vicisitudes, los dolores y las pequeñas tragedias que iban generándose en el puerto de Chimbote
Para esta oportunidad, #LibroRecomendado rinde homenaje no sólo al grupo sino a uno de sus miembros ya desaparecidos que dirigió con mucho entusiasmo y acierto la embarcación chalanera: Marco Cueva Benavides, escritor y poeta de oficio, aunque médico pediatra de profesión, uno de los hacedores de este grupo con una calidad humana indescriptible que hasta el último de sus días dio cátedra de humanidad y de buena prosa. Su cuento “Sobre el arenal” es parte ya del canon literario chimbotano por lo representativo de su narración, retratando una época donde bregar por la salud tenía muchos obstáculos y donde las buenas intenciones de quien ejerce la medicina por vocación no siempre es suficiente. En el fragmento que elegí del cuento se narra cómo un médico, impotente ante el paradero desconocido de uno de sus menores pacientes, decide contra todo pronóstico ir en búsqueda de éste para que siga tratamiento en el tradicional hospital de La Caleta, en un Chimbote pequeño y casi olvidado entre casuchas desperdigadas sobre el arenal.Así como este, hay varios cuentos y relatos en dicha colección que marcaron un punto de partida para una serie de antologías en el género narrativo que saldrían poco a poco en años posteriores y que reavivarían el brío de nuevos creadores que siguieron sumándose a la Isla. Actualmente el Grupo Literario Isla Blanca (uno de los más longevos a nivel nacional) cumple 44 años de creación y visión literaria desde el norte y las orillas chimbotanas. Con gusto y emoción les deseo un feliz aniversario y muchos más años de vida literaria, en aras de seguir conformando un ente sólido a nivel local, regional y nacional.