Por Esteban Couto
Febrero era el mes en el cual los Premios Oscar se celebraban con bombos, platillos y una extensa alfombra roja que conducía a las estrellas de Hollywood hacia el pomposo Dolby Theatre de Los Ángeles. Dadas las circunstancias de pandemia que vivimos y el duro golpe a la industria del cine, se ha extendido la fecha de premiación de este año hasta el 25 de abril del presente, lo cual da chance para las nominaciones hasta este 28 de febrero (fecha común para la celebración de los Premios de la Academia) a muchas películas que se quedaron cortas en su estreno durante el 2020. Esto, asimismo, nos da un amplio plazo para hacer una revisión de los filmes que, en mi criterio personal, merecieron en su edición la estatuilla a distintas categorías.
En esta oportunidad, abordaremos para #MiEscenaFavorita una película que sorprendió más que nada por el tema que trata y el desempeño de sus actores, lo cual le valió el galardón a Mejor actor (Matthew McConaughey) y Mejor actor de reparto (Jared Leto); me refiero a “Dallas Buyers Club” (2013) o “El club de los desahuciados”.
Ron Woodroof (McConaughey), electricista y cowboy de profesión; mujeriego, alcohólico, drogadicto y homofóbico por deporte, lleva una vida desordenada en su natal Dallas (Texas), donde se da a la bebida con sus amigos vaqueros a la par que contrata prostitutas para pasar el rato. Una casualidad del destino lo conduce de emergencia al hospital de la ciudad, donde se le diagnostica positivo para VIH, dándole los médicos apenas 30 días como esperanza de vida. El shock inicial de la noticia hace pasar al protagonista de esta historia desde la negación, la ira y la depresión -debido a la incertidumbre de su condición-, hasta la aceptación del mal que va carcomiendo su vida minuto a minuto, lo que le lleva a buscar una cura por sus propios medios fuera de la ciudad.
A medida que avanza el largometraje, el espectador es testigo de las diversas etapas o estaciones por las que va atravesando Ron: primero sacando provecho económico de las medicinas no aprobadas a las que echa mano para sobrevivir al virus y, paulatinamente, comprendiendo después la situación de cientos de infectados que acuden a él en busca de una ayuda más eficiente, puesto que tanto en hospitales como en farmacias solo les administran medicamentos altamente tóxicos (aunque aprobados por la FDA) que poco o nada hacen evolucionar a los pacientes. Es así que Ron se topa con quien, a la postre, se convertiría inicialmente en su socia y, luego, en una de sus amigas más entrañables: Rayon (Jared Leto) una transgénero y drogadicta que le consigue clientes para el negocio.
La escena que seleccioné como mi favorita precisamente se ubica en un punto crucial de la película: Ron está haciendo las compras en el supermercado en compañía de Rayon y se encuentra con uno de sus amigos vaqueros que ya lo había dado por muerto después de ser estigmatizado por las personas más cercanas a él cuando se enteraron que era seropositivo. De forma muy grosera, este sujeto se niega a darle la mano, a lo que Ron reacciona de forma violenta, indignado por su comportamiento, obligándole a saludarla y a tratarla con respeto. Este es uno de los primeros indicios de la transformación que sufre el protagonista desde su diagnóstico como VIH positivo. A medida que avanza el film, Ron pasa de ser un tipo con una vida desordenada a un traficante de medicinas con pocos escrúpulos, hasta compenetrarse con cada caso y fundar el “Dallas Buyers Club” para administrar de forma ilegal diversos fármacos no aprobados aún por la FDA pero que ayudan mejor a los pacientes infectados.
“Dallas Buyers Club” ha sido bastante polémica desde su estreno, considerando que tocaba no solo el caso de la FDA y las organizaciones de la salud a nivel mundial, que solo lucraban con la salud de los pacientes de VIH y Sida cuando se desató la epidemia (cualquier parecido con la realidad actual no es coincidencia), sino por los miles de afectados reales con el virus, quienes vieron en la historia únicamente el particular caso de un traficante que alcanza la redención. Aún siendo ese el detalle, este visceral drama explora con asertividad la situación de distintas personas de diferentes clases sociales que sufrieron y murieron con este virus, en una época donde se ignoraba la magnitud de la enfermedad y era común pensar que solo los homosexuales podían contraerla o que un simple abrazo sería causal de contagio, desatando una ola de pánico, discriminación y atentados contra los derechos humanos.
Dirigida por Jean-Marc Vallée y basada en el caso real de Woodroof (a quien se le hizo un amplio reportaje escrito en 1992 tras su deceso), “Dallas Buyers Club” puede ser considerada como una de las películas más destacadas del 2014 en las nominaciones a los Oscar y que merecidamente ha obtenido distintas condecoraciones -en especial para sus actores- en diversos certámenes y festivales internacionales.