Tres ex primeras damas han abandonado el país mientras enfrentaban graves investigaciones judiciales. Nadine Heredia, condenada a 15 años de prisión por lavado de activos, solicitó asilo diplomático en la embajada de Brasil para evitar su ingreso a prisión. Ella invocó la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954, y el gobierno de Lula da Silva aceptó su pedido, lo que generó tensiones diplomáticas entre Lima y Brasilia.
Lilia Paredes, esposa del expresidente Pedro Castillo, también dejó el país tras el intento fallido de golpe de Estado en 2022. México le otorgó asilo político, y actualmente vive con sus hijos en una zona exclusiva de Ciudad de México, donde recibe protección del Estado. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador respaldó su asilo como parte de su postura crítica contra el actual gobierno de Dina Boluarte.
Eliane Karp, esposa del expresidente Alejandro Toledo, optó por huir a Israel antes de ser extraditada desde Estados Unidos. Ella se vio implicada en el escándalo del caso Ecoteva y aprovechó la falta de tratado de extradición entre Perú e Israel para refugiarse en ese país. Al hacerlo, dejó solo a Toledo frente a los tribunales peruanos.
Estas tres mujeres han trazado un patrón preocupante: evitar la justicia utilizando mecanismos legales y asilo político. Mientras sus esposos enfrentan condenas o procesos en territorio peruano, ellas han encontrado protección en el extranjero, lo que reaviva el debate sobre la impunidad y la falta de consecuencias para quienes han estado cerca del poder.
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