El pasado sábado, un derrame de unos 6000 barriles de petróleo afectó playas, áreas protegidas y fauna marina en, a lo menos, 18 000 m² de la costa peruana, exactamente, entre los distritos de Ventanilla y Ancón.
El desastre es producto del oleaje tras la erupción volcánica en Tonga. Como responsable de las maniobras de descarga, la empresa Repsol podría acarrear una multa de hasta 30 000 UIT.
La Refinería La Pampilla, de Repsol, calificó el hecho de ‘incidente mínimo’, pero las autoridades constataron que parte del litoral peruano se vio perjudicado, además, varios animales murieron.
El ministro del Ambiente, Rubén Ramírez, informó ayer, tras reunirse con representantes de la compañía, que se calcula que se han derramado 6.000 barriles de crudo en el mar de la capital. Esto equivale a casi 1 millón de botellas de gaseosa llenas de petróleo.
El daño causado por el petróleo es gravísimo. El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) informó que el petróleo afecta a la fauna en la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras, Islotes de Pescadores y en la Zona Reservada Ancón. Añadió que se han encontrado aves guaneras muertas y otras especies contaminadas.
Según el OEFA, la empresa tiene dos días para identificar zonas afectadas por el desplazamiento del hidrocarburo y 10 días para la limpieza del suelo. Además tiene cinco días para contener y recuperar el crudo que flota en el mar.